El Sexismo, prejuicio o discriminación por conocimiento de sexo o género, principalmente contra mujeres y niñas. Sin embargo su origen no está claro, el término sexismo nació de la «segunda ola» del feminismo de las épocas de 1960 a 1980 y posiblemente se inspiró en el término racismo (obsesión o discriminación basada en la raza) del movimiento de derechos civiles.
El sexismo puede ser el dogma de que un sexo es superior o más meritorio que otro sexo. Impone límites a lo que los hombres y los niños logran y deben hacer ya lo que las mujeres y las niñas logran y deben hacer. El concepto de sexismo se creó originalmente para crear conciencia sobre la opresión de niñas y mujeres, sin embargo a principios del siglo XXI a veces se había desarrollado para incluir la opresión de cualquier sexo, incluyendo hombres y niños, personas intersexuales e individuos transgénero.
Las mujeres y niñas son las más afectadas con esta terminación
El sexismo en una humanidad se emplea más usualmente contra las mujeres y las niñas. Funciona para conservar el patriarcado, o la autoridad masculina, mediante prácticas ideológicas y materiales de personas, colectivos e instituciones que dominan a mujeres y niñas por motivos de sexo o género. Tal dictadura prácticamente toma las formas de explotación financiera y dominación social.
Las conductas, condiciones y actitudes sexistas eternizan los estereotipos de los roles sociales (de género) fundamentados en el sexo biológico. Una forma frecuente de socialización que se fundamenta en conceptos sexistas enseña relatos individuales sobre los roles de género habituales para hombres y mujeres.
Tal perspectiva, las mujeres y los hombres son completamente opuestos, con relaciones muy diferentes y complementarias: las mujeres son catalogadas como el sexo débil y menos capacitadas que el hombre, principalmente en el ámbito del razonamiento racional y la lógica.
Las mujeres están desterradas al ámbito doméstico de la crianza y, por lo tanto, según ese juicio, no logran ser buenas líderes en los negocios, la academia y la política. Sin embargo se considera que las mujeres son evidentemente aptas para el trabajo doméstico y son excelentes como conservadoras, sus roles se deprecian o no se valoran en absoluto en relación con el trabajo de los hombres.
Se relaciona a la timidez
La manera extrema de la ideología sexista es la timidez, el odio a las mujeres. Una humanidad en la que prevalece la timidez tiene altos índices de crueldad contra las mujeres, por ejemplo, en manera de violencia doméstica, mercantilización y violación de las mujeres y sus cuerpos. Cuando se las piensa propiedad o ciudadanas de segunda clase, las mujeres suelen ser maltratadas tanto a nivel personal como institucional.