Mantener un estado de solvencia de manera continua a lo largo de toda nuestra vida no es nada fácil. Si bien es cierto que nunca lo ha sido, en los tiempos de crisis que nos asolan esto es todavía más complejo. Por suerte, en caso de caer en una situación de quiebra financiera y ver que las deudas se acumulan sin límites, existen ciertos recursos legales con los que nos podemos proteger. Esto se hace especialmente evidente con la Ley de Segunda Oportunidad: un salvoconducto para todas aquellas personas que hayan visto cómo su economía caía en picado sin que pudieran hacer nada para evitarlo.
En qué consiste la Ley de Segunda Oportunidad
El derecho es el eje fundamental que sostiene las estructuras de nuestro bienestar y, como tal, es importante que las leyes estén diseñadas para proteger nuestra calidad de vida. Esto lo podemos ver perfectamente reflejado con la Ley de Segunda Oportunidad, la cual tiene por objetivo permitir a las personas físicas a los autónomos empezar de cero.
El sobreendeudamiento se ha convertido en uno de los grandes problemas de nuestro tiempo. Esto pone en tela de juicio toda nuestra vida, haciendo que podamos perder bienes fundamentales como el coche, la casa o cualquier otro elemento sobre el que se sostiene nuestra rutina. Si te es imposible pagar todas estas deudas, entonces este recurso te será de gran ayuda.
El objetivo es renegociar con los acreedores todos los pagos pendientes para así reducir de manera drástica el dinero que se debe pagar. De hecho, existen equipos de abogados que alcanzan acuerdos en los que el coste a pagar es nulo, haciendo que todo tu historial quede impoluto. Es, como su propio nombre indica, una segunda oportunidad.
Requisitos que debes cumplir
Ahora bien, esta ley concursal no es apta para todo el mundo, por lo que es importante que estudies sus requisitos en aras de saber si efectivamente te va a ser posible acogerse a ella. Eso sí, en caso de que finalmente tengas derecho a la Ley de Segunda Oportunidad, es importante que recurras a los mejores profesionales de la abogacía en aras de evitar complicaciones en el proceso.
El primer requisito es que no puedes haber alcanzado una exoneración de deudas en los últimos 10 años ni que hayas sido condenado por delitos como la falsedad documental, contra Hacienda o contra los derechos de tus empleados (entre otros). Tampoco puedes tener sanciones graves de importes mayores al 50% del dinero que debes. Por último, te será imposible solicitar esta ley si te ha afectado la calificación de un concurso de acreedores de terceros.
Como puedes observar, son varias las especificaciones que se dejan claras de antemano. Sin embargo, en caso de que superes todos los aspectos del listado anterior, se presenta ante ti una luz al final del túnel. Una serie de pasos que te llevarán a un destino mucho más esperanzador.
Cuáles son los pasos en la Ley de Segunda Oportunidad
Pero, ¿cuáles son exactamente los pasos de la Ley de Segunda Oportunidad? En este sentido, existen dos opciones diferentes. La primera de ellas es proponer un plan de pagos a los acreedores de entre 3 y cinco años, con sus consecuentes reducciones de dudas. Un alivio para que llegues a fin de mes con más tranquilidad.
Por otro lado, es posible solicitar una liquidación de tus bienes. Es decir, que pongas todo cuanto tienes a disposición del acreedor para que se te exoneren las deudas al completo. Ahora bien, si no tienes bienes, también puedes solicitar la declaración del concurso sin masa; agilizando la tramitación para así alcanzar la exoneración lo antes posible.
La elección de una opción u otra va a depender de tu situación concreta. Aunque, al final del camino el resultado siempre es el mismo: nadie te va a poder reclamar un solo euro más. Una manera de resurgir de tus propias cenizas para así empezar de nuevo y, esta vez, mantenerte siempre en el camino de la solvencia económica.