Efectuar un examen general y de laboratorio para evaluar el estado de salud de una persona, por ejemplo un análisis de la química sanguínea, ayuda a detectar si hay tendencia a padecer problemas como diabetes, tener un infarto o problema cerebral.
Someterse a exámenes médicos de rutina es una de las maneras más inteligentes de prevenir problemas de salud. La revisión del médico debe incluir algunos exámenes de laboratorio que permitan conocer qué tan sanos estamos o si hay que hacer ajustes en nuestra alimentación, incluir más actividad física o efectuar estudios más profundos.
Los análisis de fluidos corporales (sangre, orina o heces) hacen posible medir los diferentes elementos químicos del cuerpo. Si estamos sanos, los niveles de hormonas, grasas, azúcar, sustancias metabólicas y proteínas deben estar en equilibrio. Cuando algo falla, el cuerpo lo avisa y los exámenes dan el foco a donde está el problema.
Seis parámetros esenciales
La biometría hemática, el análisis de la orina y la química sanguínea de 6 elementos son los principales estudios que deben realizarse al menos una vez al año, o antes si lo recomienda el médico.
La biometría hemática es otro de los exámenes de laboratorio más solicitados, debido a que evalúa los componentes de la sangre (plaquetas, así como glóbulos blancos y rojos, hemoglobina y hematocritos). Esta prueba ayuda a detectar casos de anemia, problemas cardíacos, bajo nivel de plaquetas, incluso leucemia, trastornos inmunitarios, infecciones, entre otros problemas.
Por su parte, el análisis de la orina permite verificar si hay algún problema en el área renal, diabetes o infección en las vías urinarias. También detecta embarazos, presencia de drogas y otras sustancias.
La química sanguínea está dirigida a revisar seis parámetros fundamentales para el equilibrio de la salud: los niveles de glucosa, urea, creatinina, colesterol, triglicéridos y ácido úrico. Esto se hace para detectar posibles problemas renales o riesgo de sufrir infartos o accidentes cerebrovasculares.
Mide el nivel del azúcar en la sangre o glucosa que ayuda a diagnosticar diabetes, la urea, el ácido úrico y la creatinina que señala si existe algún mal funcionamiento de los riñones. Los triglicéridos y el colesterol se relacionan con diferentes tipos de grasas o lípidos, el aumento de los niveles de estos elementos pueden reflejarse en patologías del corazón y las arterias coronarias.
Existen exámenes de química sanguínea más extensos, pero los mencionados son los básicos que deben revisarse cuando se realiza la evaluación de rutina o si hay algún malestar que requiera acudir al internista.
Este tipo de chequeos se recomiendan cuando hay antecedentes de patologías crónicas en la familia, si existe malestar recurrente o cuando se va a someter a algún procedimiento quirúrgico, plan de ejercicios o dietas.
Aunque se trate de pruebas rutinarias, es vital tomar con seriedad este tipo de acciones, debido a que se pone en juego la salud. Lo mejor es ser riguroso en las revisiones anuales, sobre todo si anteriormente se han detectado valores alterados.
La frecuencia de los exámenes varía dependiendo de la edad y condición de salud, si se ha sufrido algún padecimiento reciente. No obstante, deben hacerlo todos los miembros de la familia, desde los niños a los adultos mayores.
Beneficios de los exámenes de rutina
Entre los beneficios principales de revisarse regularmente con el médico está que se puede tener la certeza de que los órganos del cuerpo funcionan como debe ser: hígado, riñones, hormonas. Si algo falla, deja huellas en la sangre o fluidos que las pruebas detectan.
La química sanguínea es muy precisa y señala, por ejemplo, si la toma de medicamentos, consumo de algunas sustancias como alcohol, tabaco o grasas afectan de alguna manera la salud.
Sirven para hacer seguimiento a algunas patologías crónicas, lo cual permite hacer ajustes de tratamientos, si hace falta.
Un aporte esencial es que los exámenes de sangre alertan a tiempo si hay propensión a contraer patologías como la diabetes, la hipertensión o problemas hepáticos que pueden disminuir la calidad de vida. Un resultado irregular puede ser la campanada que permita hacer ajustes en los hábitos diarios para prolongar la buena salud por muchos años.