La buena formación de los más pequeños es una responsabilidad que recae sobre los hombros de los padres, quienes han de analizar en detalle el sector académico en aras de dar con las mejores oportunidades para sus hijos. Más allá de encontrar un colegio de primera categoría, cada vez es más habitual enviar a los niños un año fuera del país. Una opción altamente recomendable que plantea un amplio volumen de ventajas para los jóvenes. Por este motivo, hoy te queremos explicar cómo puedes solicitar esta opción y obtener las mejores condiciones posibles en el proceso.
La importancia del aprendizaje de otros idiomas y culturas
Vivimos en un contexto social enormemente marcado por la diversidad cultural y la caída de las fronteras geográficas. Con esto en mente, se evidencia el hecho de que cursar un año escolar en otros países es una buena forma de adaptarse a los tiempos que corren. De prepararse para el mundo actual y así desarrollar competencias fundamentadas en la realidad contemporánea.
Por un lado, los niños que cursan un año fuera aprenden inglés de manera ejemplar. Es la mejor manera de empaparse del idioma y, como tal, de adquirir el grado de bilingüismo que tan relevante resulta hoy en día. Porque esta lengua ha dejado de ser un complemento para convertirse en todo un requisito en los currículums. ¡Haz que tus hijos la controlen de forma impecable desde la juventud!
Asimismo, al viajar fuera los niños también se desarrollan en el marco personal y emocional. Es una buena vía para conocer gente de otras culturas y así incrementar su nivel de empatía social. También de crecer fuera de la protección del hogar, teniendo una primera toma de contacto con su vida adulta para lograr madurar tal y como se espera que lo hagan.
Sistemas académicos de rigor
Si bien es cierto que España goza de unos índices de calidad de vida elevados, también lo es que el sistema educativo nacional dista mucho de ser perfecto. Es más, no se encuentra ni tan siquiera cerca de los rankings mundiales en lo que respecta al prestigio académico. Por consiguiente, si estudian fuera, tus hijos tendrán acceso a una formación del más alto nivel.
Esto es aplicable a las principales regiones del mundo que suelen presentarse para hacer un curso fuera. Unos ejemplos muy nítidos de ello son Estados Unidos y Canadá: los dos gigantes de Norteamérica en los que se concede una importancia sustancial a la enseñanza. Así que nada como enviar allí a tus hijos un año y dejar que se empapen de una cultura única.
En caso de que estos dos países te resulten muy lejanos (nunca es fácil despedir a los peques durante todo un año), entonces lo mejor es que valores regiones como Irlanda. Allí encontrarán el acceso a un sistema académico de rigor, al aprendizaje de idiomas y al contacto con otra cultura que se espera de un curso fuera de España. Todo ello quedando a unas pocas horas de avión de casa.
El papel de las empresas especializadas en cursos en el extranjero
Más allá de todo lo que te hemos comentado, es importante dejar claro que para que todo salga a pedir de boca conviene delegar funciones en empresas especializadas. Es decir, en aquellas agencias que tienen un control absoluto sobre la gestión de alumnos fuera del país, bien sea en el proceso de matriculación o en el acompañamiento durante su estancia. Si recurres a ellos, tendrás la certeza de que tus hijos estarán a gusto en todo momento.
Así pues, este tipo de empresas lleva a cabo cursos de preparación para que los jóvenes no sufran un impacto cultural o lingüístico durante sus primeras semanas en el destino, las cuales se presentan como las más delicadas. Asimismo, ponen a su servicio tutores personalizados que les tienden la mano durante todo el curso. Unos especialistas que velarán por el bienestar de tus hijos y los guiarán hacia el desarrollo académico pleno.