Los problemas de conducta en la escuela son más habituales de lo que podrías pensar, en los últimos años se han convertido en una dificultad recurrente en el sistema educativo, por lo que es vital estudiarla para evitar futuros problemas serios a nivel sociocultural.
Existen diversos factores capaces de desencadenar problemas conductuales a nivel escolar, así que es necesario educarse en la detección de esos problemas de conducta; y la formación a distancia es una muy buena manera de lograrlo, como por ejemplo este Máster en prevención de problemas de conducta en la escuela que te da la opción de especializarte en 3 ramas diferentes.
Por lo general los problemas de conducta a nivel escolar se manifiestan en niños que viven en entornos vulnerables, caracterizados por crecer en viviendas con infraestructuras precarias, donde sus necesidades básicas no son cubiertas de la forma más efectiva, por lo que comienzan a expresar en la escuela conductas de agresividad, malos tratos a los compañeros y profesores, lo que se evidencia en una caída del rendimiento académico.
Trastornos del comportamiento o de la conducta
Los educadores, en la actualidad, deben enfrentarse a esta clase de problemas en niños y adolescentes; son problemas que deben solucionarse lo más pronto posible, pues de lo contrario pueden ocasionar un gran impacto negativo en el joven y las personas que lo rodean. Estos trastornos frecuentemente tienen su origen en causas psíquicas como depresión, TDAH o trastorno bipolar; y causas sociales como maltrato infantil, pobreza o divorcios de los padres.
Los 5 problemas más habituales dentro de la escuela son:
- Ruptura arbitraria y sistemática de las reglas; son niños que no saben, no pueden ni desean seguir órdenes.
- Mentiras continuas
- Inasistencias regulares a las clases
- Vandalismo como pintar los pupitres, paredes o dañar el mobiliario de la escuela
- Consumir drogas y alcohol
La solución desde el entorno escolar
En muchos de los casos, los jóvenes no son conscientes del daño que se hacen a sí mismos y a su entorno; por lo que, desde la escuela, los docentes pueden prestar atención a los signos de alarma psicológicos y sociales, e intentar mantener una conversación con el joven conflictivo y hacerle reflexionar sobre el daño que está creando no solo para él y su futuro, sino para sus compañeros de clases y familiares.
Si la conversación falla en detener las conductas problemáticas, será necesario derivar la atención a un especialista en psicología o a un agente de servicio social, pues puede ser un problema subyacente que requiera mucho más tiempo y paciencia de lo que una simple conversación es capaz de solucionar, por lo que solo un profesional podría examinar detenidamente a la persona con problemas de conducta y determinar las causas para establecer la solución más adecuada.
En este sentido, desde la escuela lo que se busca es alcanzar la humanización y el desarrollo de los niños y adolescentes como seres humanos capaces de descubrir su naturaleza, esencia y poder construir su vida y desarrollar sus habilidades conviviendo en sana paz, adaptados al entorno.
De esta manera, la escuela no es solo el centro de aprendizaje, sino que es también un modelo de conducta que hace posible que los jóvenes aprendan a vivir en un espacio diferente al hogar. El niño o adolescente deberá aprender a escuchar, a guardar silencio, a seguir instrucciones, cumplir con las tareas y tener una conducta socialmente aceptable, que no cree problemas en la vida diaria.
Es así como la escuela les permite descubrir su identidad y potenciar sus habilidades mediante la participación, por lo que un máster orientado a la intervención educativa y detección de estos problemas de indisciplina, maltrato y desafío les permitirá a los docentes adquirir las herramientas necesarias para ayudarlos a superar estos obstáculos de supervivencia y aprendizaje con la orientación profesional adecuada destinada a evitar violencia, acoso escolar y demás problemas de conducta.