La inflación en esta época se ha hecho evidente en diferentes países del mundo, es un fenómeno económico donde se aprecia el incremento generalizado y mantenido de los precios de los servicios, productos y bienes en una economía. Aunque se ha hecho más notable en los países más vulnerables tras el aumento evidente en la tasa de inflación, lo que ha perjudicado directamente a la alimentación de los consumidores. El incremento de los costos de los alimentos y otros servicios o productos básicos ha causado preocupación en la población, principalmente en aquellos de pocos ingresos. Para obviar los efectos de la inflación, la mayoría de los comercios y supermercado han hecho uso de la reduflación.
¿Qué es la reduflación?
Es una expresión creada de dos términos importantes: la inflación y reducción, donde los servicios o productos bajan en cantidad o tamaño, mientras que sus precios se conservan o inclusive llegan a aumentar. Dicho en otras palabras, el cliente paga lo mismo que antes o hasta más por menos producto o cantidad. Este concepto fue iniciado en Estados Unidos, bajo el distintivo de shrinkflation, y es un factor que se genera sobre todo en ciertos productos del sector alimentario.
Por lo tanto, la reduflación consiste en conservar el costo de un producto pero minimizando su contenido. De esta manera, las tiendas logran disimular el aumento de precio y los efectos causados por la inflación. Como resultado, la reduflación es tan solo una expresión más de la inflación e, innegablemente, supone una decadencia de las realidades materiales de los clientes. Esta hace que se consuman menos o simplemente que el cliente deba comprar más productos como medio de compensación, aumentando significativamente el costo de la cesta de la compra.
Es la manera que usan ciertas marcas para conservar los beneficios sin tener que aumentar los precios, solo de esta manera se puede camuflar el aumento de precio. En lugar de incrementar el costo de un producto, algo que los clientes pueden observar rápidamente, disminuir el contenido del producto, una disminución que suele pasar por inadvertida por los consumidores.
Este tipo de técnica suele utilizar en épocas de crisis financieras o en etapas de alta inflación como la de este año. El IPC consiguió el 7,4%, y todas las sospechas sugieren que seguirá subiendo. De la misma manera, los costos de los alimentos incrementaron en un 5,6% con relación al año pasado.