Sin embargo, la situación ha cambiado enormemente desde que Xavi abandonó la disciplina del FC Barcelona. El egarense jugó su último partido en mayo del 2015, y lo hizo en un contexto inmejorable. El club catalán acababa de ganar su segundo triplete de la historia, convirtiéndose en el único equipo que había logrado esa hazaña hasta el momento. Lo hacía acompañado de un equipo cohesionado, con referentes internacionales de primer nivel. Fue un adiós soñado, con un Camp Nou lleno que pudo dedicar una última ovación a uno de sus hijos más queridos.
El Barça está ahora en una espiral de decadencia difícil de revertir. El club azulgrana, antaño triunfal, optimista y rodeado de talento, ha evolucionado hasta convertirse en una institución gris. Una caricatura de sí mismo que tocó fondo bajo la dirección de Ronald Koeman. El factor económico ha pesado mucho sobre la dirección barcelonista y muchos de sus referentes deportivos han tenido que abandonar el barco, empezando por Leo Messi.
El paradigma del FC Barcelona ha cambiado enormemente. De ser un club eminentemente dominador y favorito, está firmando registros negativos que afectan su imagen global. Los expertos y sus predicciones ya no sitúan al conjunto culé como favorito al título de Liga; y la Champions parece hoy en día un objetivo inasumible. Xavi se marchó como jugador y vuelve como entrenador, y hacerlo en ese contexto tan negativo también asciende su figura como hombre de club. El técnico catalán tendrá que solucionar una serie de problemáticas para intentar enderezar el rumbo del equipo. Estos son los aspectos claves en los que tendrá que trabajar desde el minuto cero.
El primer elemento importante pasa por la formación táctica del equipo. En los últimos años, cuando el Barça se ha enfrentado a un equipo de nivel en Europa, se ha hundido como el Titanic. Uno de los motivos fácilmente identificables es la pobre formación deportiva que han recibido los jugadores en los últimos años. Siempre superados por los planteamientos de los entrenadores rivales. Xavi tendrá que recuperar la disciplina táctica de sus hombres y formar a una nueva generación de futbolistas jóvenes que tienen mucho que ofrecer. Nombres como Nico, Gavi, Balde, Pedri… piedras preciosas para pulir que necesitan las manos de un artesano experto en la materia. Y nadie mejor en este campo que Xavi, futbolista que pasó por casi todas las categorías formativas azulgranas. Un hombre de la Masía que sabrá traspasar los consejos que él mismo recibió.
El técnico intentará recuperar el 4-3-3 como bandera, recuperando así los extremos puros. Esta posición ha quedado descuidada en los últimos años, con la reconversión de futbolistas para ocupar dicho rol. Hombres como Griezmann, Memphis o Coutinho no han logrado brillar cerca de la línea de cal. No es baladí que Xavi elogiase a Dembélé en el día de su presentación como nuevo técnico. Un futbolista que curiosamente sigue sin renovar. Él sí que es un especialista de banda, y seguro que el entrenador querrá colocarle en esa posición. Rumores de posibles fichajes como es el caso de Kingsley Coman o de Raheem Sterling, van en la línea de esta decisión. El mito barcelonista recuperará la figura de experto en banda.
Otro elemento que demanda un análisis en profundidad es la fragilidad defensiva blaugrana. El equipo concede goles con excesiva facilidad. Incluso una figura siempre exenta en las reprobaciones como es el caso de Ter Stegen, está empezando a recibir sus primeras críticas como barcelonista. La poca contundencia de los defensas culés casa con la poca preparación táctica que parecen haber recibido los jugadores. Xavi tendrá que reajustar la línea defensiva y decidir cuáles deben ser sus hombres titulares, empezando a ofrecer a Piqué un rol secundario teniendo en cuenta su edad y rendimiento.
Al igual que el Barça concede goles con facilidad, también tendrá que mejorar su eficacia goleadora. El club azulgrana siempre se ha categorizado por ser un equipo contundente en relación con el área rival, un rasgo de identidad que esta temporada no se está materializando sobre el césped. El motivo principal es la constante intermitencia de los delanteros, que están sufriendo una plaga de lesiones casi inédita. Dos de los hombres gol del equipo, como Ansu Fati y Sergio Agüero tendrán que afrontar lesiones de larga duración, sobre todo el segundo, con unos cuatro meses de baja estipulada. Xavi tendrá que encontrar alternativas en ataque o incorporar un ariete en el mercado de invierno.
De hecho, estas lesiones son también un elemento de preocupación en el club, que afrontará una remodelación en profundidad de su servicio médico. Algunos fisioterapeutas ya han sido fulminados, y es una empresa que se alargará un par de semanas hasta que el técnico coja finalmente las riendas del equipo y pueda implementar definitivamente su staff. El ex jugador del Barça también quiere incluir una serie de normas de comportamiento que obliguen a los futbolistas a ser profesionales cuando se encuentren lejos de los terrenos de juego. Un sistema que ya implementó Pep Guardiola cuando era entrenador del club. Un código interno que mejore la implicación de los jugadores.
El último aspecto que tendrá que trabajar Xavi es la gestión de los futbolistas veteranos. Nombres propios que ya coincidieron con él cuando era jugador del club. Piqué, Jordi Alba, Ter Stegen, Busquets y Sergi Roberto ya saben lo que es coincidir con el técnico sobre el terreno de juego. Ahora lo conocerán desde una perspectiva completamente distinta. Ofrecer un rol secundario o un papel predominante será una decisión delicada, uno de los primeros movimientos que tendrá que dirimir al nuevo técnico azulgrana. Si la opción del técnico de Terrassa fracasa, el futuro del club es incierto. Su suerte será la de una institución centenaria en horas bajas.