Dentro del estilo y los conceptos arquitectónicos encontramos como una novedad, aunque tiene varios años en este sector, el minimalismo. Parte de la premisa, menos es más. Sin embargo, son muchos los que hablan de él y creen aplicarlo de la forma correcta, pero no conocen sus orígenes y definición original.
Si quieres añadir este estilo a tu hogar, local comercial, restaurante o cualquier otro espacio, bien valdría la pena conocer a fondo todo lo que encierra. De esa manera, podrás crear, con mayor propiedad y seguridad, ambientes que realmente le hagan honor y disfrutes de su alta estética y la calidez que, aunque muchos no lo crean, también emite.
Definición de minimalismo
Comencemos por el principio, y no es otro que ahondar en la definición de minimalismo. Se trata de una corriente artística que se basa en el uso de elementos muy básicos y, se podría decir, escasos o mínimos. El concepto se ha extendido en muchos sectores de la sociedad, así que no solo se relaciona con el diseño de interiores, exteriores o con la arquitectura, sino que también se puede hablar del minimalismo en la música, por ejemplo. Pero vamos a centrarnos, más adelante, en lo que tiene que ver con el diseño de ambientes y espacios.
El objetivo del minimalismo es crear ambientes elegantes utilizando pocos elementos. La idea es simplificar los espacios, emplear colores puros, que el lugar hable con un lenguaje sencillo y utilizar líneas muy simples.
Se puede decir que esta corriente tiene muchos seguidores, pero también detractores por considerarlo en cierto modo aburrido o muy frío. Sin embargo, el minimalismo y quien se considere experto en su aplicación, deja espacio para imponer sellos personales sin que eso signifique que el resultado se aleja del concepto.
¿Cuál es el origen del minimalismo?
Se comenzó a hablar del minimalismo en el año 1930 y el responsable fue un arquitecto alemán. Se llamaba Ludwig Mies Van Der Rohe. Él fue quien manifestó las primeras ideas acerca de las formas y características del minimalismo y su exposición tuvo como escenario la Escuela de Arte y Diseño de la Bauhaus en Alemania.
Hoy en día se le conoce a Ludwig como el padre del minimalismo. Aunque la corriente se dio a conocer en los años 30, no fue sino hasta los años 60 y 70 cuando tuvo su mayor auge e influencia, imponiendo el hoy famoso lema: “menos es más”. Que también lo solemos escuchar mucho en el mundo de la moda.
Este arquitecto, durante su carrera luchó por imponer una arquitectura de lenguaje sencillo y en los años 70, el minimalismo fue reconocido por la forma cómo logra comunicar a través de estilos innovadores y, tal como lo hemos mencionado anteriormente, influenció otros sectores como la música, la moda, el diseño, la pintura, etc.
En los años 80 el minimalismo ya era popular e incluso, una tendencia, y actualmente, sigue en auge como uno de los estilos que proyecta más elegancia, estatus y buen gusto. De ahí, que muchos lo consideran el eje central para la decoración de sus hogares o lugares de trabajo.
Características y claves del interiorismo minimalista
Ya entendemos a plenitud el minimalismo y de hecho, estamos bastante familiarizados con el concepto. También asumimos que es un estilo que se puede aplicar en diferentes artes. Este guarda similitudes con el estilo moderno que, también busca crear espacios simples y bien organizados. Por lo general, el minimalismo emplea lo monocromático y también le da amplia cabida al uso de la luz natural. La funcionalidad de los espacios en donde se impone es parte de sus características.
Todo esto nos lleva a hablar con más detalle acerca de las características del diseño de interiores minimalista, cuáles son las claves que lo identifican y cómo convertirse en un experto en su aplicación. Comencemos por sus características generales:
- Sencillez en la forma de los elementos, adornos y objetos.
- Acabados sencillos y uso de revestimientos atractivos.
- Espacios limpios, abiertos y con mucha iluminación.
- Decoración simple. Cada objeto tiene un por qué, no se colocan al azar.
- Se elige bien el orden de los elementos. Se trata de aplicar una estrategia decorativa para lograr interés visual. Un ambiente minimalista debe inspirar tranquilidad.
- Las texturas son discretas.
- Organización en líneas rectas.
Dentro de las claves que identifican el estilo minimalista, destacamos los siguientes:
- Elementos esenciales: hay que hacer buen uso de la luz, las formas sencillas y elegir hermosos materiales. El concepto abierto es el más utilizado porque crea esa sensación de paz, tranquilidad y relajación. No existe la decoración y la ornamentación excesiva. Los pocos detalles existentes combinan entre sí, y de forma armoniosa con todo el entorno.
- Líneas limpias: los muebles y también los accesorios elegidos se deben centrar en la practicidad. Se emplean líneas lisas y bien definidas. No se suelen elegir los estampados o demasiado color. La intención es enfocarse en crear ambientes puros. Por ejemplo, en una cocina se usan encimeras de colores y superficies claras y limpias. También se eligen paredes desnudas con un cuadro como protagonista. No hay mucha cabida para el coleccionismo dentro de este concepto.
- Paleta monocromática: se suele usar el blanco y sus derivados, hasta llegar de forma sutil a los grises.
Cómo lograr que el estilo minimalista sea cálido y acogedor
También lo mencionamos anteriormente. Y es que este estilo puede correr el riesgo de transmitir un poco de frialdad o apatía. Para evitarlo y lograr que el minimalismo también proyecte sensaciones acogedoras y cálidas se pueden aplicar algunos detalles o toques, bien si se trata de la cocina, el salón, el dormitorio o cualquier otra estancia o lugar.
- Combina algunos tonos y también texturas: al utilizar una paleta monocromática, se puede añadir un poco de calidez al incorporar otros tonos y mezclar texturas. Por ejemplo, puedes instalar un papel tapiz de lino en una pared o colocar una suave alfombra con un color cálido en el salón o en el dormitorio.
- Añade textiles: estos aportan dimensión y calidez a cualquier ambiente. Las cortinas, cojines, alfombras, ropa de cama en tejidos como el lino, la lana o el algodón, no están divorciados del concepto y a la vez, pueden ayudar a proyectar esa sensación acogedora que todos queremos en el hogar.